27 abril, 2007

Argentina

La ciudad en blanco y negro.
Un hombre caminando en la banquina cargando pan.
El río podrido.
El ventarrón del glaciar despeinando sentimientos.
El grito de la Garganta del Diablo y los espectadores en su boca.
Las nieves eternas al atardecer.
El bote frágil pasando al lado de una chimenea inundada.
La sonrisa de un niño emponchado que tiene sed.
La siesta imperturbable.
La pintada acusadora.
Lo refinado y lo tosco, mezclado.
El tren mudando paisajes.
La casilla de ménsulas flojas.
La foto de Perón. La del Che. La de Evita. La de Diego.
La playa del mar infinito.
Los anteojos negros durante la noche.
La furia de una historia revuelta. Los recuerdos trágicos. Los gloriosos.
Los neumáticos componiendo música sobre el asfalto mojado.
Los pingüinos avanzando con duda sobre la playa.
La memoria de una genealogía diversa en la piel.
Los quebrachos tapando el sol.
Los restos de la colonia.
Las fábulas de los caminantes.
Las ballenas tanteando las sonrisas de los seres humanos.
El silencio interior. El griterío soberbio.

Apenas ángulos de las hojas de esta Historia.

17 abril, 2007

Pequeñas grandes muestras de la estupidez

El 4 de abril pasado, mientras un grupo de docentes era desalojado de la ruta neuquina que estaba cortando, un policía de esa provincia le disparó una granada de gas en la cabeza a Carlos Fuentealba. En teoría, las granadas de gas deben ser disparadas hacia arriba, desde una distancia mínima de 60 metros. El docente murió. Y la lucha docente (profesión cargada de cada vez más responsabilidades que otorga un estado general de abandono social del país) fue escupida con saliva y sangre en la cara.
La primera estupidez es del gobernador, Jorge Sobisch: mandó a reprimir una manifestación docente. Hasta ahí, con el argumento de la libre circulación y otras maravillas a las que gustan apelar los fascistas que de repente quieren defender la Constitución, nada extraño teniendo en cuenta los tiempos que corren. El gobernador Sobisch aplica mano dura, pero en su aplicación tiene dentro de la policía a imbéciles que están procesados por aprietes, amenazas, vejaciones y otras yerbas. Sobisch dice que fue un error, claro, que no debía terminar así el asunto, que se hace cargo. Pero también dice que, así como le duele la muerte de Fuentealba, también le duele la muerte de dos policías muertos por delincuentes en la ciudad de Neuquén.
No, gobernador, no es lo mismo, y esa es otra muestra de estupidez. No es lo mismo la muerte de dos policías a quien la sociedad decide armar en su propia defensa, cuya baja "en cumplimiento del deber" es una posibilidad siempre latente y un "gaje del oficio", que muere en un combate contra individuos que están, digamos, fuera de la ley; no es lo mismo eso que un docente desarmado a quien las fuerzas de seguridad (que están para proteger a la población, armadas, insisto, con el consenso de ésta) asesina a quemarropa por haberle pisado un pie. No es lo mismo un representante de la ley armado asesinando a un docente que quiere un sueldo digno que un delincuente común que mata a un policía. No es ni será jamás lo mismo. Uno está avalado para asesinar con una estructura estatal detrás, los otros no.
Sobisch le echó la culpa al Gobierno Nacional. Éste, haciendo gala de sus grandes niveles de estupidez, responde, a través del Ministro del Interior, Aníbal Fernández: "Cada provincia tiene su propio poder de policía", lavándose las manos, como si la culpa entera fuera del inoperante de Sobisch. Otro error. Si cada provincia tiene su propio poder de policía y eso implica que el Gobierno Nacional se debe lavar olímpicamente las manos ante el accionar de éste, bárbaro, seamos gobernadores, tengamos nuestra policía y hagamos con ella lo que se nos cante el quinto forro, total. Y chicaneó: "Todos saben cuál es nuestra postura sobre derechos humanos". Kirchner, desde El Calafate, se mostró muy dolido. Nadie (obviamente) en el Gobierno Nacional salió a hacerse cargo del aumento impulsivo impuesto a los sueldos docentes a principios de año, cuando los que tenían que pagar esos sueldos eran los gobiernos provinciales. Nadie (obviamente) en el Gobierno Nacional mencionó que es uno de los causantes de este kilombo, en una maniobra de pésima estrategia para que Daniel Filmus (nuestro inoperante Ministro de Educación) se hiciera algo más conocido en Capital Federal, a ver si alguien lo vota para jefe de gobierno.
Otro que mostró sus grados de estupidez fue el dirigente del Pro y presidente de Boca Juniors. Mauricio Macri, que no parece tener demasiadas luces (si ud., querido lector, se fija bien en sus declaraciones a los diarios, se puede dar cuenta de que son conclusiones que puede sacar ud. o yo, estando borrachos y muertos de frío), se despegó de su hasta ese momento aliado político con la velocidad de un rayo. Que así no se hacen las cosas, que tendrá que dar explicaciones... incluso, en un acto de sorpresiva corrida hacia la izquierda (¡tan de repente!), declaró que es una "distorsión ideológica pensar que orden es dictadura militar". Macri sorprende día a día por su obviedad para querer captar votos y por su enorme, enormísima estupidez de niño bien que, como dijo Aníbal Fernández, andaba en triciclo en el balcón.
Mencionemos a nuestros, a esta altura, amigazos de la CGT. Hugo Moyano, en gran solidaridad con los gremios docentes y con la lucha de los trabajadores, decretó un paro de una hora para el lunes siguiente. No vaya a ser que al poder, que le pagaa él el sueldo o los sueldos, le caiga mal, vio.
¡Y Blumberg! El empresario se enojó con Macri (su aliado político) por dejarlo en banda al caído en desgracia Sobisch. Otro fascista estúpido, defendió al neuquino diciendo: "es una persona que quiso hacer cumplir la Constitución". Blumberg debería recordar aquella frase que dice que el camino al infierno está plagado de buenas intenciones.
Las reacciones de la clase política frente al asesinato de Carlos Fuentealba fueron torpes, una peor que la otra, mostrando lo inútiles y estúpidos que son. Todos manchados de sangre, unos se enfurecieron, otros miraron para otro lado, muchos se lavaron las manos y otros traspiraron un poco. Todos descolocados. Tenemos, entonces, un listado de estúpidos directos manchados por la sangre de Fuentealba:
La policía de Neuquén.
Jorge Sobisch.
Aníbal Fernández.
Néstor Kirchner.
Daniel Filmus.
Mauricio Macri.
Juan Carlos Blumberg (dios, este hombre es Droopy)

Hasta ahí los manchados directamente por su grado de culpabilidad, complicidad o ponciopilatismo (siempre inoperancia). Pero hay muchos más estúpidos que somos culpables de que esos personajes estén donde estén y nos quejamos de ello. Hay 37.000.000 de estúpidos que no sabemos cómo reaccionar. Algunos de esos estúpidos sentimos horror e indignación por la forma que tiene la clase política argentina de resolver los asuntos calientes.
Pero todos somos responsables.

13 abril, 2007

Máximas de la Merienda (6)

La política no es una lucha entre ángeles y demonios, es una lucha entre las personas que los crean.

A. J. B.

09 abril, 2007

Argentina, un país siempre al borde

Estoy tratando de re-estructurar mi cabeza, de hacer sólo cuando tengo ganas. Cuando sirve.
Mis palabras son inútiles si las disparó por acto reflejo.
Pero situaciones límites se producen todos los días.
¿Por dónde empezar? ¿Por mí ánimo? ¿Por el del país? ¿El de la gente?
Voy a ordenarme, algunas cosas requieren seriedad, serenidad y disciplina.
Justamente, adjetivos que este país no tiene.
Resulta, para mis 26 años, muy difícil trazar líneas de pensamiento.
Yo, no soy de los que piensan que se tienen que ir todos, que este país es una reverenda basura, que todo se pudre y se pudrió hace rato.
Estoy en contra de la muerte, de los asesinos, de la violencia, en cualquiera de sus estados no naturales. De la falta de razón o su mala aplicación, de la indisciplina.
En fin.
¿Todo esto de dónde surge?
De vivir el día a día. Una experiencia dolorosa. Repleta de carencias, con amnesia de respeto.
¿Cómo ordeno esto? Se me torna imposible.
¿Estado-Pueblo? ¿Política-Poder-Violencia? ¿Gobierno-Policía-Iglesia-Piqueteros-Civiles?
Ya no sé realmente quién tiene la culpa, intento teorizar.
Los liberados
Pero me entero que a Ceci le roban. La maltratan y uno tiene, encima, que agradecer por haberla sacado barata. ¿A quién? ¿A Dios? ¿Al presidente o a los policías que liberan determinadas zonas?
Y no es porque sea mi amiga, porque de hecho no lo es. Es conocida, compañera, lo que sea. Es animal humano, como cualquiera de nosotros y tiene que soportar el miedo del pos arrebato.
Pero la bola no se detiene.
Porque el poder que les da ser liberados, freepass para el boliche del delito, dueños, amos y señores de la calle, no sale de la nada. No es divino, sino humano.
¿Ningún político lo sabe?
¿Cómo puede ser? Yo lo sé, ustedes lo saben, ellos lo saben, vos lo sabes.
Los Reaccionarios
Mi amigo RallyFederal, me decía que está cansado, que hay que salir a prender fuego.
Yo también estoy cansado, de votar al menos malo, de llorar muertes, de tragar impotencia y de que me metan el dedo por donde se les plazca.
¿La solución es armar molotov? No, che. No lo creo.
¿Cómo terminaría esto? Nunca, se desatarían verdaderas guerras civíles donde perecerían muchos. Bastantes inocentes. ¿Acaso eso hoy no pasa?
¿No siguen los muertos y desaparecidos en democracia?
¿Quién maneja el país? ¿Los políticos?
El Pueblo
Mal llamado pueblo.
En Argentina no existe está clase de agrupación, precisamente porque no existe coherencia, cohesión.
Somos una suma de individualidades que se mueven por ecos.
Y esas ondas sonóras se compran por un pancho y una coca.
Yo no me creo más ese chamuyo barato que dice que el pueblo se cansó, que irá a la plaza, que levantará la casa en andas.
Porque lo único que sabe hacer ese pueblo es armar bardo, activarse cuando a alguien le pasa algo. Primeros presentes en la lista del desmán.
Este Pueblo al cual me refiero, está agazapado, esperando que le ofrezcan dinero o promesas huecas para ir a derrocar al Político de turno. Al cual votaron, muchos seguramente, pero que el rival de turno odia.
Se mueven como moscas, saltan de excremento en excremento.
Los Culpables
Siempre viven en el poder.
No importa que se los haya votado, tarde o temprano se los criticará como a cualquier hijo de vecino.
¿De quién es la culpa? ¿Quién los vota?
Somos una manga de llorones, porque votamos a quienes después derrocamos.
Y la tenemos bien merecida, por votar al menos malo, al menos ladrón.
¿Y de eso quién levanta la mano y se hace cargo?
Por mi parte, pienso que es la educación que heredé.
Yo no tengo la culpa de todo lo sucedido antes de 1980.
Pero después sí. Por dejarme llevar, por falta de ideales.
Porque a un país que lo gobiernan cada cuatro años rivales tras rivales, tipos que se venden por cualquier billete, profesionales de la mentira y las falsas promesas, qué tipo de idea, de línea de pensamiento se puede seguir.
Ninguna. Por supuesto.
Porque ni nosotros la tenemos clara. Sólo sabemos que al que votamos luego repudiaremos y, ya no sé si por convicción o por seguir a un cardúmen cada vez más politizado.
Los Intocables
Es muy fácil definir este sector.
Seguramente, cada uno, con su padrino.
Son mafias, así se manejan. Sin temor a morir, sin respeto por nada ni nadie.
¿Qué los mueve? Un misterio, dónde la droga y la indigencia quizás se mezclen. Aunque nunca para justificar ninguno de sus actos.
Pero siendo intocables, no se los puede combatir sino digerir.
Se saben las zonas de acción y los fines que persiguen, pero nadie los detiene.
Así, me entero que pasan estas cosas. De mi ex laburo, de una persona que bien podría ser yo mismo.

Y de las cosas que seguro no nos enteramos.
Como muchas otras que no sabemos.
¿Qué es la policía?
¿Quienes son los piqueteros?
¿Qué somos? ¿Qué queremos?
¿Hacia dónde vamos?
Argentina, un país siempre al borde.
Dónde cualquiera hace lo que quiere.

Dudas existenciales



¿Porqué en las manifestaciones pacíficas, los piqueteros llevan palos?



¿Porqué cuando el pueblo se moviliza no lo hace anónimamente? Quizás como pueblo, y no con banderas de pertenencia.



¿Cuándo será el día que podamos disfrutar de la Plaza de Mayo?
¿Cuánto falta para que el próximo presidente reflote la idea de la aeroisla y de paso mude al Rosada allí?



Hoy en HORABARBARIE, FMLaBoca, de 22hs a 23hs FM90.1, armaremos un debate que sería piola que escucharan.
Dónde ninguna respuesta ni conclusión maravillosa llegará, porqué estamos perdidos. Todos.
Vos, yo, ustedes.
Hay que encontrar un rumbo, urgente.
Pero nadie se hace caso.
En este jardín que tenemos por país, todos quieren reinar y se olvidan de gobernar.

05 abril, 2007

Los Jinetes de las Horas Extras

Hubo un tiempo que fui hermoso, fui libre de verdad.
Poco a poco fui creciendo y todo se fue desvaneciendo.
¡Plop! Una burbuja me explota en la cabeza y veo primero marrón, luego más marrón y me doy cuenta que he llegado al piso.
El olor a la cera penetra mis, no pequeñas, fosas nasales hasta taladrarme el cerebro.
Pero si de taladrar hablamos, acá hay mecha para rato.
Recuerdo aquellos años en relación de dependencia. Todo era agite y mal humor.
Pero la seguridad estaba, ahí. Atada. Cómoda.
Con atrasos, ilógicos, pero siempre en algún día hacia principio, o mediados, de cada mes yo cobraba mi sueldo. Porque durante el resto del mes cobraba de puño y pie.
Ser che pibe no es fácil.
Que vas para acá y para allá y te movéis, o te mueven, para todos lados.
Pero llega el día, la venganza de esas horas que te quedabas de mas. Elevas al cielo, la espada de la victoria y proclamas la independencia.
Adiós jefe, chau mandados de hombre rayo, byebye desgracia de plebeyo.
Entonces te enfrentáis a la realidad.
No le vas a ver más la cara a ese jefecito que te daba el cheque, nunca más.
Ni el jefecito, ni el cheque.
Ahora sos como esos champú viste, un dos en uno.
Un todo en uno, mejor dicho.
Te ven más flaco, más atleta.
Tus horas extra aumentan y tus ingresos quién sabe.
Pero llegáis a tu casa, lavas tu cara y sonreís al espejo.
Siempre fuiste Jinete. Ahora cabalgás en libertad.