Tenés, aproximadamente, treinta centímetros de visibilidad.
La noche anterior no fue tan larga como otras, ni tan humeante como muchas.
El aparatito de lata con campanitas y cuerda ya no corre. Hoy, su reemplazo, tu telefono de última generación ladra una sierena de incendio.
6:30 a.m.
Es muy temprano, siempre lo es.
Trabajes o no, grita como un gallo.
Abrís un ojo, es demasiado por el momento.
7:57 a.m.
Saltás como un resorte oxidado.
Algunos pasos y levantas la mirada.
Es tarde para bañarse y aún eso te detiene.
Volvés a caer.
8:39 a.m.
Tu cabeza no piensa y, expulsada por la confusión, decide.
Si la ducha resultaba atemporal, sólo vez tus zapatos, un jean y remera roja.
Un poco de perfume y a la calle.
Todo el viaje tendrás la sensación de olvido.
Vas a llegar tarde.
La emoción se le imprimís vos.
Pero pensá, si todo depende del humo de una noche, quizás sea hora de llamar a los bomberos.
1 comentario:
que fea que es esa sensación de olvido... sobre todo cuando te das cuenta que SI te olvidaste algo...
mis slaudos...
pd: de acá me conocías, yo hace un tiempo atrás habia pasado por aquí y dejado un post!
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